jueves, 5 de noviembre de 2009

Rouge (Parte II)

¿Qué es lo verdaderamente correcto? ¿De verdad puedo considerar una indecisión algo tan serio como una roja traición?
Sobre todo ¿Traición a quien? Quizás a ellos o a mí misma.
Lo peor de todo es que a la mitad de momentos realmente buenos me acuerdo del Sujeto 1 y es inevitable que algo dentro de mi consciencia me haga sentir culpable. Sin estar haciendo algo realmente malo, algo me molestaba.
Tocaba otras manos y en algún lado de mi mente estaba segura que eran las de él. Saludaba a alguien en la puerta con un beso en la mejilla e imaginaba que él estaba llegando repentinamente. Podía disfrutar de la colonia varonil de un chico y me sonreía pensando que podía ser la misma que él usaba.

El Sujeto 1 podía inundar todos los espacios ausentes de mi. Durante los últimos años ha estado presente y siempre lo agradeceré, aunque no tenga la menor idea de su relevancia en mí. Su mano invisible me limpiaba las lágrimas que derramaba por tonterías y siempre estuvo ahí, como un hermano sobreprotector o el fiel amigo imaginario de una niña que aparentaba ser abuela.

Y entonces apareció el Sujeto 2. Siempre existirán la clase de personas que sin razón aparente se quedan dentro de ti. Son las que tienen una chispa, un brillo que al parecer solamente tú puedes notar. Todo se basa en un momento fugaz, rápido y que parece durar años dentro de uno. Una mirada, una tocada de manos, un baile o un brindis con cerveza de bajo alcohol.
Quizás eso es lo que el Sujeto 2 se ha vuelto para mi. Un recuerdo satisfactorio, que pasa lento dentro de mi cabeza para que logre hacerme sonreír. Y creo imágenes del futuro, historias y diálogos imaginarios porque me hace sentir bien, acompañada y esperanzada en algo que dentro de mi se que quizás termine cayendo al olvido.
Pero sigue ahí, colgando de una cuerda delgada que está entre mi imaginación y mis sentimientos que por poco logran fusionarse.
Esa sensación de atracción como si él fuera un imán y yo una pequeña muñeca de metal recién pulida. Las canciones dan vueltas al igual que los comentarios fastidiosos entre los compañeros de clase.
Y a pesar de todo... nada de eso logra molestarme.

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