martes, 3 de noviembre de 2009

Enteramente Nuestro


Te arrullas en el suave vaivén de los versos...
Besas los pétalos de un sueño que respira...
Posees con tus manos imágenes que fueron nuestras...
Susurras que la eternidad está aquí...
Que ésta nos asfixia con sus placenteras reflexiones...

No te escucho. No me escuchas...
Siento el vaho de vino en el cuello tan anhelado...
Y me miras, mientras siento tu pecho perlado...
Revives momentos que estaban congelados...
Congelados en la escarcha brillante de mi madurez...

Me mezclas en ti...
Soy de ti. Soy de mí. Somos de nosotros...
Con tus manos calientes me haces tocar los astros...
Con una mirada hiciste que llegara el lujurioso desastre...
Debajo del cielo amoratado aparece el sentimiento perdido...
Y logras que me duerma entre brazos de seguridad...

Quédate una noche más...
Convénceme de tus manos. Convéncete que son libres en mí...
Eres todo y una esfinge de placeres en el caluroso desierto de una soledad...
Como agua fresca llegaste...
Amaste. Sentiste. Consolaste...
Te arrullas en el suave vaivén de los versos...
Besas la piel que embriaga...
Emanas paz, luz y tentación...

Y en la tibieza de la oscuridad nos sumimos en lo terrenal...
Terminando con una caricia...
Nuestro relato suave e inmortal...

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