jueves, 12 de noviembre de 2009

La Grande Muraille Antipathique

*La gran muralla antipática


Hay momentos en los cuales simplemente llueve sobre nuestras cabezas y así como les ocurre a los dibujos de Disney Channel, nos caen truenos encima, seguido de un granizo muy molesto. Todos hemos pasado una semana de lo más irritante y ni siquiera tenemos buenas razones para renegar de esta manera.
Sin saber cómo, he sido mordida por el insecto más espantoso de todos: La antipatía.
Y al parecer el insecto ya engendró porque las personas a mi alrededor comenzaron a malhumorarse rápidamente. Así, las miradas cargadas y los comentarios venenosos se expandieron como una epidemia entre amigos queridos y familia.
Está fuera de discusión. A veces nunca vamos a saber porqué esa fastidiosa nube viene y no nos deja en paz. Nos amargamos fácilmente, detestamos a personas que ni conocemos y nuestra imaginación pasa al lado más tenebroso y macabro donde inventamos bromas fatales y accidentes trágicos. (No, no estoy hablando de mí. He comprobado que no soy la única con una creatividad de temer...)
Quizás es porque siempre tiene que haber un momento en que nos enfrentamos con nosotros mismos. Si te molestas con alguien y ni siquiera sabes porqué, definitivamente hay una razón más profunda y personal de por medio. La mayor parte de veces, son razones que sabes que son tontas y hasta infantiles, pero continúas apegándote a ellas.
Como cuando yo tenía 12 años y los celos de amiga me corroían, porque internamente, le tenía un tremendo pánico a encontrarme sola, cosa que crearía peores comentarios de los que ya corrían de mí.
Pero esa clase de cosas ya son otro tema, mucho más largo y complicado que (si tengo la fuerza) podré relatar con brevedad, pues si soy minuciosa podría causar mucha perturbación.
Hoy fue el cumpleaños de una amiga y así como en el mío, nada fue completamente soleado y de color pastel. Sospecho que cuando creces algunas cosas pierden su encanto.
Y quizás esa es una de las conclusiones que nos atemorizan tanto, haciendo que la nube negra regrese a darnos un "Buenos días".

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