sábado, 14 de noviembre de 2009

Inconscientemente: Seducción

Sin razón aparente, habíamos pasado tres minutos hablando, tirados en el piso uno al lado del otro mirando hacia el techo. Quizás era algo extraño ya que no solíamos tener un gran tema de conversación, pero igual nos estábamos divirtiendo.
Me cansé de mirar hacia la apagada lámpara que llevaba años en mi techo y te miré para ver si podía averiguar algo de lo que pensabas.
Tu giraste al mismo tiempo y observé que tu mirada cambiaba de dirección en una fracción de segundo, bajando lentamente hacia un punto en especial que era parte de mí.
No me gustó lo que te llamó la atención.
Me apoyé en mi brazo y me levanté un poco. Te miré fijamente con una sensación de escalofríos en la espalda.

-Basta- dije seriamente.
Sonreíste, como si estuviésemos jugando.
-¿Que pasa?
-¿Como que qué pasa? Te he visto ¿Si? No lo vuelvas a hacer.

Te quedaste en silencio unos momentos y luego soltaste una carcajada.
Quise insultarte mentalmente, pero me contuve.

-No pensé que lo notarías.
-Pues te voy avisando que yo noto todo.
-No me eches la culpa de eso. También soy un hombre ¿Lo sabías?
-No.


Tu mirada se volvió una imagen congelada que no te hizo gracia lo que dije. Y a mi tampoco. Ese "No" fue prácticamente un escupitajo. No quise decirlo, pero me sonreí. Al momento, lo hiciste también.

-Pues entonces ¿Puedes dejar de ser TAN hombre por solo unos minutos?
-No sé si podré hacerlo. Una vez que algo se prueba y a uno le gusta, es difícil dejarlo.
-Mejor te callas. Me estás asustando.
-¿Que te asusta?
-¿Que crees? Me asusta el que está que dice bobadas tirado en el suelo a mi lado.
-¿Entonces porqué no te paras y te vas? Sé que no quieres irte. ¿No es así?
-No comiences son tu psicología inversa. No funciona. Y en serio, ya cállate.

Sonreíste de nuevo y tu mirada tuvo un brillo extraño y escalofriante. Retrocedí un poco con ayuda de mis manos.
Hubo una expresión sarcástica de pena en tu rostro.

-Oh claro ¿Y ahora te alejas?
-¿Tienes que cuestionar cada cosa que hago? Mejor te pregunto que quieres que haga. ¿Permiso para moverme?
-Insinúas quieres ser mi esclava por un día. Esa idea me gusta.
-Gracias. Prefiero que me den un tiro.

Otra carcajada inundó la casa vacía.

-Está bien, está bien, trataré de no ser TAN hombre. Pero te aseguro que no durará mucho. De todos modos... no me arrepiento.
-No en serio. Lo digo muy en serio, más te vale callarte, no quiero escuchar tus comentarios de depravado.
-¿Depravado? ¡Ja! ¿Ahora yo soy un depravado?
-No me hagas recordarte porqué te lo digo.
-Esta bien no lo haré. A este paso, nuestras conversaciones van a llegar a otro nivel.
Fruncí el ceño.
-Créeeme, no van a llegar a ninguna clase de nivel. Yo te lo aseguro.
-Nunca sabes cuando vas a comenzar a comportarte TAN mujer.
-Sigue mirando al techo y controla tus hormonas, ya me empiezas a desesperar.
-Lo haré. Ahora, si no te importa ¿Podrías acercarte más? Un autobús puede caber entre los dos.
-Oh. No me di cuenta. Si bueno... continuemos hablando. Nos queda todo el día.
-Y posiblemente toda la noche- agregaste con voz misteriosa y burlona.
-Ya quisieras.
-Ya quisiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario