sábado, 17 de octubre de 2009

Ursula: Descansa En Paz

Miró de nuevo hacia el abismo. No…no era un abismo. Solamente eran los autos corriendo de un lado a otro, las personas, como hormigas, recorrían la ciudad. Todo estaba lleno de luces, pero arriba, donde ella estaba solo había oscuridad.
Con el tiempo había perdido el miedo a las alturas, el vértigo ya no se le era tan familiar. Caminó de un lado a otro sin dejar de mirar hacia abajo y un avión pasó encima de la ciudad, el sonido le resonó en los oídos pero lo ignoró. Con las manos en los bolsillos, supo que era el momento de retirarse.
Tenía frío, en las manos y en las piernas pero ignoraba el dolor, con su expresión seria e inexpresiva, con los largos dedos transformándose en hielo.
Mientras bajaba las escaleras del edificio se preguntaba, como las noches anteriores para qué estaba ahí. La razón por la cual había tenido que pasar tantas cosas hasta llegar a donde estaba.
Silenciosa, una sombra, un fantasma.
No le quedaba nadie en el mundo ¿No es así? Sus amigos habían dejado su existencia en el olvido y su familia… ¿Su familia?
¿Cómo todo pudo dar tantas vueltas en su vida? De haber comenzado como un ser humano común tuvo que tener tantos cambios hasta llegar a ser una sombra, un espectro silencioso y siniestro que nadie comprendía ni quería comprender…
Tal vez por ser diferente. "¿Soy diferente?" Solía preguntarse mientras caminaba por las oscuras calles de la ciudad.
Seguro eso era, su diferencia, su forma de pensar tan distinta. Aquella luz que le quedaba dentro de ella había sido opacada por los demás. El dolor de las palabras del resto le habían convertido en lo que era ahora. ¿Qué le quedaba? Pero hasta un ser como ella tenía miedo de la oscuridad, tenía miedo a observarse por las calles vacías caminando, de verse a las tres de la mañana, cuando el aire era dulce vagando entre los espectros que se ocultan en los lugares inesperados.
Ursula tenía miedo de sí misma, de lo que le rodeaba. Y ella sabía que todos tenían la culpa. Aquellos días cuando dejaron de hablarle, cuando sus amigos se fueron, cuando comenzaron las burlas… cuando se terminó su vida como ser humano.
Ursula había comprendido sin ser comprendida y había ayudado sin ser ayudada.
Cuando estaba bajando las escaleras y ya iba a llegar al primer piso levantó la mirada y se miró en el espejo que había en la pared.
Ursula…
Entonces dio media vuelta y subió las escaleras hacia la azotea del edificio nuevamente.
Iba a bajar luego.
Pero esta vez, no usaría las escaleras.





Barbara Ramos

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