martes, 19 de enero de 2010

Metalic Night

Y por cosas de tiempo nunca logré comprarme la entrada para el concierto de Metallica. Si tuviera una ahora mismo estuviera saltando y gritando como una loca, haciendo el clásico movimiento "rockero" con el cabello y quizás más temprano, saludando a Brenda porque ella se iba a cancha.
Los beneficios de ser alta.
Pero no.
Simplemente me quedo en casa, sumergida en música y recordando tiempos muy añejos. Aunque no tenga mucho que ver con lo que está ocurriendo ahora, me he dado cuenta que uno no puede confiarse de las personas, mucho menos creer fielmente a las promesas.
Un ejemplo es cuando vemos la fotografía de perfil de alguien y encontramos a la persona muy simpática. "Mira esas facciones... pero si se parece a alguien con quien siempre soñé..." Cuando hacemos un click descubrimos un universo opuesto y algo tan monótono que salimos espantados de la ventana, arrepentidos de habernos ilusionado por una imagen.
Si nos creamos un universo a partir de una foto y confiamos en ello ¿Entonces qué es lo que nos espera más tarde?
Por otro lado cuando alguien te promete ir a tu fiesta de cumpleaños siempre te imaginas cómo será todo y a la una de la madrugada con cuatro tragos encima te das cuenta que nunca llegó (a menos que hallas estado tan borracho que ni siquiera lo hayas notado, pero eso es poco probable)
Y entonces... Metallica debe de seguir tocando ahora mismo. Sea como sea ha sido una semana donde he aprendido a no confiar en nada ni darme ideas que de verdad no están ahí.
Disfruten de su lunes.
Es solo un lunes...
Un lunes cualquiera.

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