Faltaban unas horas para Navidad. Naivete le había dicho la noche anterior que quizás todos podríamos sobrevivir a las fiestas en esta oportunidad. Sobrevivir a la cena, sobrevivir a los regalos y al resfriado.
Quizás también a los vecinos ebrios, a las botellas rotas y las ratas blancas que venden en la esquina. Ni siquiera es como año nuevo donde nos podemos embriagar y simplemente olvidarnos del lugar en donde estamos.
Emily dejó de mover las manos y miró hacia su alrededor. Había estado tocando Your Ghost de Damien Rice una y otra vez... sin darse cuenta, había pasado horas encerrada en su habitación. Era la noche Navideña y estaba encerrada con su guitarra, el violín apoyado contra la pared y el piano arrinconado, llamándola con sus viejas pero bellas teclas.
Afuera todo el mundo abría sus regalos, en cualquier momento la irían a buscar.
Nadie debe de estar solo en Navidad... aparentemente.
Se sentó en la pequeña silla frente al viejo piano y comenzó a acariciar las teclas. Mientras recordaba las notas de su partitura de Silent Night, desde la sala escuchaba a todos riendo y el sonido del papel siendo rasgado por sus primos y sus sobrinas, sus padres y sus hermanos.
De seguro sus regalos estaban tirados debajo del árbol. Emily rezaba para que nadie se acordara que estaba encerrada, ni que existía ni que era Navidad ni que el materialismo jodía toda las fiestas, sin importar cual. Hasta en Semana Santa la gente solo quería comer canchita fuera de las iglesias...
Un golpe estrepitoso interrumpió la paz de la habitación.
Quizás también a los vecinos ebrios, a las botellas rotas y las ratas blancas que venden en la esquina. Ni siquiera es como año nuevo donde nos podemos embriagar y simplemente olvidarnos del lugar en donde estamos.
Emily dejó de mover las manos y miró hacia su alrededor. Había estado tocando Your Ghost de Damien Rice una y otra vez... sin darse cuenta, había pasado horas encerrada en su habitación. Era la noche Navideña y estaba encerrada con su guitarra, el violín apoyado contra la pared y el piano arrinconado, llamándola con sus viejas pero bellas teclas.
Afuera todo el mundo abría sus regalos, en cualquier momento la irían a buscar.
Nadie debe de estar solo en Navidad... aparentemente.
Se sentó en la pequeña silla frente al viejo piano y comenzó a acariciar las teclas. Mientras recordaba las notas de su partitura de Silent Night, desde la sala escuchaba a todos riendo y el sonido del papel siendo rasgado por sus primos y sus sobrinas, sus padres y sus hermanos.
De seguro sus regalos estaban tirados debajo del árbol. Emily rezaba para que nadie se acordara que estaba encerrada, ni que existía ni que era Navidad ni que el materialismo jodía toda las fiestas, sin importar cual. Hasta en Semana Santa la gente solo quería comer canchita fuera de las iglesias...
Un golpe estrepitoso interrumpió la paz de la habitación.
-Oye ¿Que tienes? ¿Por qué no sales? Te advierto que no comiences a joder, es Navidad y lo último que necesitamos es que comiences con tus escenas. Ya sal... AHORA.
La madre de Emily se retiró y ella se dio cuenta que había estado tocando Silent Night todo el rato. La simple versión de Franz Xaver Gruber.
Mirando sus manos encima del teclado se despidió de su habitación llena de instrumentos con una gran angustia en el alma.
Ya era hora de enfrentar la Navidad.
No podía ocultarse toda la noche...
Messo Piano
Do - Sol - Mi - Sol - Fa - Sol -Do
Do - Sol - Mi - Sol - Fa - Sol -Do
No hay comentarios:
Publicar un comentario