martes, 27 de octubre de 2009

12:05

"Se cierra una puerta con fuerza. Alguien lanza sus zapatos hacia la pared. Una mujer tira una maleta por la ventana y una adolescente golpea su almohada encerrada en su habitación"



Los recreos son el momento más emocionante del día. No lo digo por el delicioso hecho de comprar una gelatina de fresa o tratar de contentarte con las hamburguesas de pan enorme y carne diminuta.
Admitámoslo, cualquier cosa es buena después de cinco horas de estudio por la mañana.
Como iba diciendo, lo más emocionante de los recreos son las cosas que puedes escuchar y ver. Quizás ya debería de haberme acostumbrado a todo lo que pasa, pero la verdad es que todos los días me sorprendo.
Puedo escuchar a mis amigas dando su testimonio sobre la violencia doméstica. Una saltó frente a un auto durante una discusión con su mamá para que éste la atropellara pero no funcionó, a la otra la golpeaban de niña hasta que terminara sus tareas y finalmente las siempre existentes experiencias con el San Martinsito.
Si no estoy hablando de temas maduros y polémicos con mis amigas, podría estar observando a las personas de la otra sección que poco o mucho saben de nosotros, pues estamos separados por kilómetros afectivos que no existen.
Ya me entienden.
O mirar a las parejitas que van a comprar al quiosco y andan juntas en la fila, quizás más de lo que se les permite. Los de último curso jugando fútbol, pateando la pelota tan fuerte que ésta llegaba hasta la calle. Los profesores tomando café, observando a los alumnos que tienen que soportar solo porque les pagan al final.
Un recreo puede ser más que 45 minutos de golosinas y relajación.
Es más que nada una vista panorámica de todos los animales de la selva en plena libertad.
O mejor dicho, de los alumnos en todo su libre albedrío.

jueves, 22 de octubre de 2009

Un Astro Privado

En un puñado de escarcha en el viento
Me pierdo en los abrazos suaves del cielo
Entrelazo mis dedos con manos que no existen
Sonrío a desconocidos que vuelan cerca mío
La luz mortecina que ilumina
Y aunque no es un sol
Me hace sentir tibia
Expulsando a patadas mi invierno interior
Que llueva todo el año
Y que nieve todo el día
Que ese sol especial me acompañe de noche
Que la luna sirva el té
Entraremos los astros y los desconocidos
Todos en la misma habitación
Con un cataclismo de climas y un piano
Celebremos todos mi rehabilitación



Barbara Ramos

Marcas

Lo único que necesitaba era unos minutos. Eso era todo. No quería un consultorio, no quería antidepresivos ni calmantes ni tampoco una persona con quien hablar.
Solo necesitaba una razón sin sentido por la cual poder soltar una sola lágrima. Eso sería suficiente para que todo fluyera como un torrente durante lo que restaba de la noche.
Una canción, una película de los Cincuentas o el episodio más triste de mi serie favorita. Cualquier cosa era válida, pero de verdad necesitaba ese desahogo.
Efectivamente.
Lloré.
Y no fue por una razón, fue por varias. Penas que había deshechado durante todos estos meses pero seguían en la papelera de reciclaje. Ahora que finalmente creo haberlas eliminado ¿Las cosas acaso mejorarán? ¿Cual es el siguiente paso?
Quizás mañana hacer feliz a una amiga porque es su cumpleaños.
Dejar de comprar galletas porque me dará un paro cualquiera de estos días por todo lo que como.
Sonreírle a un profesor que tampoco me sonríe pero quiere sonreírme porque quiero sonreírle. (Vaya... un juego de palabras).
Tratar de no destruir las cosas por primera vez en mi vida.
De verdad no quiero sonar tan gris...
El tiempo hace que una herida deje de sangrar.
Pero no borra la cicatriz.

Praying.Waiting.Believing

La verdad es que no bastaba. No bastaba con entonar los himnos una vez por semana desde los 6 años ni de prestar atención a las reflexiones matutinas, ni siquiera cerrar los ojos mientras todos oraban y fingir que tu lo hacías, cuando solo abrías los ojos después para ver quién más estaba perdiendo el tiempo.
No bastaba con eso.
De qué podía servir pasar tu infancia y adolescencia en un colegio donde te enseñaban a ser un buen cristiano si jamás escuchabas, jamás hablabas con Dios durante las mañanas y dormías en los cultos mientras el pastor reflexionaba sobre Jonás y la vida en el estómago de un pez.
Yo no tengo la respuesta, solo tengo mis testimonios y los de demás personas que han pasado por lo mismo que yo. No hay nada más penoso que ser víctima de dudas que nadie puede deshacer. ¿De donde vengo? ¿De donde venimos todos y para qué?

En los últimos tiempos muchas personas han tratado de convencerme que Dios es solo un consuelo cuando la gente se siente desamparada y que el hecho que puedas "hablar" con El es una de las razones de la fe. "Es la clase de amigo a quien cuentas tus problemas y jamás te va a responder, por lo que crees que siempre tendrás la razón en quejarte".
Y bien... por otro lado estaban las personas que querían convencerme que Dios es el único amigo que tendré de verdad. El que no falla, no miente, no habla mal de ti a tus espaldas y el que siempre estará apoyandote, a menos que tus proyectos estén en la zona más pagana y hereje de la lista.
Seré sincera. Escuché a los segundos después de reflexionar un poco.
Le hablé por las noches, le pedí por uno que otro favor.
A la mañana siguiente todo fue maravillosamente bien.
Y honestamente no se si Él me escuchó y olvidó lo mala persona que he sido (no entraré en detalles) o si ha sido solo una coincidencia.
Solo se que en lo profundo de mí...
He encontrado algo en qué creer.

domingo, 18 de octubre de 2009

Destino

Estamos los dos contra el mismo enemigo
Estamos los dos, siendo amigos
Te comento sobre lo azul del firmamento
Me hablas de niños y del casamiento
Te miro con un tremendo desconcierto
Me dices que solo hay algo que es cierto
Siempre vamos de distintas cosas a hablar
Yo voy a leer tu vas a jugar
Yo quiero una Susan, tu una María
Y nunca decidimos en que quedaría
Para Navidad un libro me regalaste
Te di una pipa (¡Como me hablaste!)
Tu dijiste "Yo antes fumaba"
Yo respondí con el libro, que francés no hablaba
Nos fuimos a cenar y pediste ensaladas
Me dijiste "Mejores son las que tu preparabas"
Estamos los dos en el mismo camino
Estamos los dos con el mismo destino
Pasar nuestras vidas, juntos
Co nuestras diferencias y exigencias
Recordando siempre, nuestras bellas experiencias

Adiós

Querida S. Cherrypie:

Estás lejos.
Sueno abandonada pero no lo estoy.
Mi querida amiga... no temas por mí. Voy a estar bien, siempre has estado segura de ello y has logrado contagiarme la esperanza de mi recuperación.
No me voy a morir... no ahora.
Tu sabes más que nada, las razones por las cuales me estoy deteriorando.
El inocente que me mata y hace crecer mi capacidad de decir que estoy bien. Mi querida amiga... tu sabes que me estoy muriendo. Pero aún no me llega la ultima noche, el dolor es grande.. pero soportable.
Perdóname por todas las tonterías que digo y te asustan. Más que perdonarme, quisiera que me entendieras. Entiéndeme y acógeme. Te imploro un poco de piedad...
¡Piedad!
Toda esta amargura, desatada en una medianoche que jamás voy a olvidar. Con el réquiem sonando en mi cabeza una y otra vez, repitiéndome lo cerca que estoy de morirme... ¡Lo cerca...! Y todo por una inocente razón.
Estúpida en realidad. Pero aún no llega mi golpe final ni mi último réquiem.
Voy a sobrevivir unas horas más. Y querida amiga, luego me voy a desvanecer.
Te haré feliz a tí, a todos de una vez. Dejarán de preocuparse por esta criatura que se ha perdido en su pena... Estás lejos y esta noche, mi amiga, te siento a mi lado.
Me limpias la cara.
Sueno abandonada y quizás lo esté.
Maldita esta noche y al mismo tiempo bendita.
Ya era hora de irme... de todos modos, algún día lo iba a hacer.



Te ama
Requiem

sábado, 17 de octubre de 2009

Bolsas De Hielo En El Mar

Hay máscaras en la vida, en este segundo, en el próximo que ya llegó.
Máscaras que ocultan ojeras de angustia y soledad.
Máscaras que muestran sonrisas, pasado y amistad.

Hay bufones que andan en el camino, en este mundo, en el próximo que ya llegará.
Bufones que te lanzan escarcha soleada y arrancan sonrisas de lo profundo.
Bufones crueles, que hieren y destruyen tu mundo.

Hay amigos que tienes en la vida, en tu vida, o en la próxima que ya has planeado.
Amigos que te ofrecen una mano
Amigos que no te recuerdan cuando te han abandonado.

Hay noches en un día, en el de hoy o en el de mañana.
Noches que te rodean con luces y sonido
Noches que te tragan en su oscuridad y te recuerdan lo malo que has sido.

Hay personas en la vida, en la mía o en la que tendré
Personas que amas con todo el alma que te queda
Personas que son sonrientes, cariñosas y sinceras.
Personas que no puedes dejar de odiar.
Las que son imposibles de olvidar


Hay cosas en la vida, ya ni sé ni que pensar
Hay cosas como el sentimiento de poder respirar
De levantarte en las mañanas y decir:
"Se que aún puedo continuar"



Barbara Ramos

Ursula: Descansa En Paz

Miró de nuevo hacia el abismo. No…no era un abismo. Solamente eran los autos corriendo de un lado a otro, las personas, como hormigas, recorrían la ciudad. Todo estaba lleno de luces, pero arriba, donde ella estaba solo había oscuridad.
Con el tiempo había perdido el miedo a las alturas, el vértigo ya no se le era tan familiar. Caminó de un lado a otro sin dejar de mirar hacia abajo y un avión pasó encima de la ciudad, el sonido le resonó en los oídos pero lo ignoró. Con las manos en los bolsillos, supo que era el momento de retirarse.
Tenía frío, en las manos y en las piernas pero ignoraba el dolor, con su expresión seria e inexpresiva, con los largos dedos transformándose en hielo.
Mientras bajaba las escaleras del edificio se preguntaba, como las noches anteriores para qué estaba ahí. La razón por la cual había tenido que pasar tantas cosas hasta llegar a donde estaba.
Silenciosa, una sombra, un fantasma.
No le quedaba nadie en el mundo ¿No es así? Sus amigos habían dejado su existencia en el olvido y su familia… ¿Su familia?
¿Cómo todo pudo dar tantas vueltas en su vida? De haber comenzado como un ser humano común tuvo que tener tantos cambios hasta llegar a ser una sombra, un espectro silencioso y siniestro que nadie comprendía ni quería comprender…
Tal vez por ser diferente. "¿Soy diferente?" Solía preguntarse mientras caminaba por las oscuras calles de la ciudad.
Seguro eso era, su diferencia, su forma de pensar tan distinta. Aquella luz que le quedaba dentro de ella había sido opacada por los demás. El dolor de las palabras del resto le habían convertido en lo que era ahora. ¿Qué le quedaba? Pero hasta un ser como ella tenía miedo de la oscuridad, tenía miedo a observarse por las calles vacías caminando, de verse a las tres de la mañana, cuando el aire era dulce vagando entre los espectros que se ocultan en los lugares inesperados.
Ursula tenía miedo de sí misma, de lo que le rodeaba. Y ella sabía que todos tenían la culpa. Aquellos días cuando dejaron de hablarle, cuando sus amigos se fueron, cuando comenzaron las burlas… cuando se terminó su vida como ser humano.
Ursula había comprendido sin ser comprendida y había ayudado sin ser ayudada.
Cuando estaba bajando las escaleras y ya iba a llegar al primer piso levantó la mirada y se miró en el espejo que había en la pared.
Ursula…
Entonces dio media vuelta y subió las escaleras hacia la azotea del edificio nuevamente.
Iba a bajar luego.
Pero esta vez, no usaría las escaleras.





Barbara Ramos

Wonderwall

El telón se abrió lentamente. Lo que duró segundos, parecieron horas.
Y lo que siguió fue una consecutiva ola de hurras, de palabras de alientos y de docenas de gritos agudos de chicas que yo conocía muy bien.
Sonreí al público. Di una dedicatoria, imaginando que no era el auditorio de una escuela si no un estadio lleno de personas. Cumplí mi fantasía de estrella de rock por un día y los aplausos siguieron.
La canción que solo duraba unos minutos se paseó rápidamente entre nuestras voces, los micrófonos, los oídos de las personas y el gran auditorio.
Por un momento me puse a pensar en todos los que estaban ahí, compartiendo el escenario conmigo. Mis amigos los guitarristas que ya mucho habían puesto de su parte para que todo funcionara, aunque al final hubieran flaqueado un poco. El pianista, que demostró ser más responsable de lo que todos creíamos y lograr enseñarnos que sí sabe divertirse. Y como olvidarme de las dos chicas que cantaban junto a mí.
Esta tarde cantamos Wonderwall frente a un público que nunca soñamos ver.
Y mientras todo terminaba con el piano y las guitarras yo seguía pensando en los que estaban ahí conmigo. Que quizás, a lo mejor... había entendido finalmente cómo es tener amigos de verdad.
La canción terminó.
Grité "gracias" y tiré mi boina roja al público.
Entonces, el telón se cerró.

I dont believe that anybody, feels the way I do about you know.
And all the roads we have to walk are winding.
And all the lights that lead us there are blinding.
There are many things that I would like to say to you...
But I don't know how.
I say maybe, you're going to be the one that saves me
And after all....
You are m
y WONDERWALL.

viernes, 16 de octubre de 2009

Nación Gris

No es el simple hecho de haberme defraudado y pese a todo reírme cuando comenzamos a hacer bromas. No es solamente que a la mitad de un ejercicio de progresiones me haya puesto a pensar en qué va a ser de todos en unos años, mientras en la sala unos amigos cantaban Wonderwall (Oasis) a viva voz y yo estaba lejos porque tenía trabajo.
No es solamente que esta noche se me ocurra examinar minuciosamente todas las posibles explicaciones que pueden existir de porqué me siento mal después de haber pasado una tarde maravillosa.
No. No es solamente eso.
Es mucho más. Es algo que esta noche lo siento, pero existe desde hace muchísimo tiempo y no tiene nombre, ni forma, ni volumen, ni nada de lo que el profesor de química podría hablar.

Una "cosa" con raíces que están firmemente sujetas a la tierra de una nación gris en donde vivo desde hace mucho tiempo.
Quizás es por temas académicos que mejor sería no tocar.
Quizás es porque en los últimos tiempos he aprendido lo que es un amigo.
Quizás es por las personas que insisten en odiarme y que las odie.
Quizás es solo naturaleza.
Quizás son solo esos vacíos que todos sentimos alguna vez.
Sí... honestamente, sí.
Quizás, solo es la vida.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Dedicatoria a Vladimir (Vlad)

¿Quién es Vladimir? (Vlad... de cariño) ¿Qué es lo que hace para recibir una dedicatoria? No se que es lo primero que a las personas se les pasa cuando leen "Dedicado a..." al inicio de cualquier texto, pero esta noche de verdad estoy teniendo un remolino de ideas que vale la pena tratar de tranquilizar. Conocí a Vlad a comienzos de éste año, durante la primera semana de Enero, cuando el sol te acompañaba a todos lados, sin importarle cuan desagradable podía ser su calurosa presencia. Desde que lo vi se que íbamos a tener una historia juntos, que tendríamos un lazo especial que duraría por siempre.
Esa tarde de verano supe que éramos el uno para el otro. Y honestamente no me equivoqué. Días después de conocernos nos volvimos mejores amigos, hasta el día de hoy, donde siempre está ahí para mi.
Cuando la vida se ve como bajo el efecto del LSD, Vlad me ayuda a reír más.
Cuando el día llueve y me siento como si Mozart me hubiera golpeado con su Requiem mil veces, Vlad está aquí quitándome la pistola de la mano.
Cuando me refugio en mantas, té y galletas porque necesito apoyo, Vlad está aquí obsequiándome Kleenex.
Cuando saco la casa por la ventana por mi cuenta, Vlad está aquí cuidando que no me tropiece.
Y lo abrazo, porque a mi parecer ya parte de mi vida.
[Las cuerdas no devuelven el abrazo] Vlad no me puede abrazar ni me puede responder a las cosas que le cuento. No puede estirar sus brazos y darme una palmada en la espalda para apoyarme, no puede acompañarme a la escuela porque es frágil.
Un violín es mucho más que un instrumento, amigos míos. Es mucho más que un instrumento de manera que se toca con un arco y tiene 4 cuerdas.
Un violín se vuelve parte de tu alma cuando sabes hablar con él. Cuando le otorgas tu confianza y dedicación se transforma en el mejor amigo que puedas tener, capaz de comprender tus emociones por más que cambies bruscamente y sin aviso alguno.
Un violín puede ser un amigo.
Un hermano.
Un apoyo.
Un refugio.

Espacios En Blanco y Rosa

Por esta noche quizás me detenga a pensar en tantas cosas y a llegar a tantas conclusiones sobre temas que mayormente nadie reflexiona. Por esta noche, traté de involucrarme en mis propios problemas de adolescente. Sí... a mí no me gusta como suena lo que estoy diciendo, pero de verdad hay momentos en los cuales uno necesita decir las cosas.
Seré breve y no porque no me gusta hablar de esto, si no porque los problemas sentimentales de alguien de mi edad siempre son extremadamente largos, como una clase de telenovela.
Pero haré una diferencia, siendo sincera y directa.
Cuando en las tardes se ve a todas las parejas salir juntos, sonriéndose y cogiéndose de la mano, mientras los profesores no se dan cuenta (o lo hacen y lo ignoran) tengo la sensación que me hubieran agujereado.
Pienso que sería muy agradable que te aparecieras. Que cruzaras el patio entero solo para decir un simple "Hola" y con un abrazo recompensar todo el tiempo que no estás aquí.
Que nos sentemos a hablar de trivialidades, que todos sepan que tenga a la mejor persona del mundo a mi lado y dejen de pensar que no tengo sentimientos y que siempre dejo el tema de El Primer Amor a un lado.
Tú eres testigo que si tengo sentimientos.
Que si pienso en esas cosas, que sí se querer. Que el hecho que no sea como los demás no significa que sea menos o más humana.
Se equivocan en ese sentido.
Si tengo un corazón que palpita y si tengo sentimientos.
Puedo citar un ejemplo ahora mismo.
Y ese ejemplo es que irremediablemente te quiero como nunca he querido a nadie.
Sí, lo dije.
Solo puedo esperar a que seamos felices en nuestra verdad.
Nuestra verdad en blanco y rosa.

Perdimos El Camino

Dame un beso pasajero
Recorramos las sábanas en un velero
Susúrrame un poema al oído
Cuéntame lo mala y lo buena que he sido
Viajemos a París y recorramos la arboleda de sueños
Entremos a un viejo cine y miremos los estrenos
Dame tu mano. Dime que todo está bien
Juguemos a las escondidas y tu cuentas hasta cien
Me esconderé en las tazas de café
En los libros de los poetas más queridos
En las botellas de las fragancias más deliciosas
Y me buscarás en París
Sabiendo de mis trampas engañosas
Debajo de una sonrisa de carbón y tiza
Me dirás "Sabía que te encontraría"
Me darás un beso y haremos otra tontería
Dame un beso pasajero
Un beso que me haga feliz
Revivamos nuestro romance
Nuestro romance en París


Barbara Ramos




¿Quieres un abrazo?

Escasas son la clase de personas que se preocupan mucho por el amigo, que sienten una preocupación que de alguna manera, logre afectar las cosas que ocurran después.
Probablemente sí... debería de dejar de pensar en lo que ocurrió esta tarde en el colegio, debería de meterme en otras cosas más importantes pero no puedo.

Hoy vi a un amigo muy querido llorando como nunca pensé verlo llorar. Y aunque tenía una idea muy clara de porqué, no pude evitar acercarme, pese a que quizás reaccionara con un "Déjame solo". Pero al final lo hice.
Una de las cosas que concluí es que solemos sonreír en los momentos menos adecuados. Quizás para convencer a los demás que estamos bien, o tal vez para convencernos a nosotros mismos que no somos todo un naufragio humano.
Él sonrió, mientras otras personas y yo acudíamos a ver qué podíamos hacer para que dejara de llorar, pero terminó marchándose con una de ellas y me quedé el resto de la tarde con la incertidumbre de qué podía pasar después.

El sentir angustia por ver a alguien que aprecias sufrir y que el problema no tenga nada que ver contigo, es una cualidad muy especial que la gente de este siglo y de éste país, está comenzando a perder.
Se puede admitir que a comparación de otros lugares de este frío mundo, nuestra tierra está llena de amabilidad. Pero observémonos a nosotros mismos y nos daremos cuenta que poco a poco comenzamos a perder esa generosidad y nos hacemos parte de la enorme masa de países con gente que poco ríe, poco llora y mucho ignora.
Observas el problema de alguien, das un consejo pasajero (al paso... podría decirse) y pasas el resto del día pensando en cualquier otra cosa, ya olvidándote de la persona con quien acabas de hablar. No te preguntas si está mejor, si está llorando o riendo, si sigue tu consejo o te mandó al demonio.
Si tan solo por un tiempo, las personas guardaran su egoísmo en una caja y la lanzaran al mar junto con una bolsa de cemento, quizás dejaríamos de quejarnos y criticar todas las mañanas mientras vemos el noticiario.
En un país que siempre ha estado llena de gente amigable, la idea que todo se vuelva irrespeto y frialdad es terrorífica.
[...] Para terminar solo digo que espero que mi amigo esté mejor. Ojalá haya dejado de llorar y sus problemas se solucionen. Mañana por la mañana le preguntaré cómo se encuentra.
Y que me ayudó mucho a llegar a una interesante conclusión.

lunes, 12 de octubre de 2009

Aclaración Directa

Solemos esperar los momentos más inapropiados para hacer las cosas que nos quedaron pendientes. Nos ocurre desde que estamos en el colegio, hasta que crecemos y comenzamos a negar que (hay que admitirlo) éramos irresponsables muchísimas veces.
Es una tendencia de la gente mayor, aparentar una adolescencia sin cigarros, sin licor, sin travesuras, sin rebeldías etc;
Prácticamente, tienden a aparentar una adolescencia inmaculada.

Por otro lado está la gente mayor que es crudamente sincera. "Cuando era joven me emborrachaba con mis amigos ¿Y? ¿Tienes algo en contra de mi pasado rebelde cuando tenía el cabello hasta los hombros, escuchaba los Rolling Stones y maldecía profesores?"
Ajá... a nosotros, nos encanta escuchar esta clase de sinceras confesiones. En los tiempos en los que vivimos, ser así de sincero es una cualidad muy especial que te asegura "caerle bien" a todos los demás.
Por más que se insista en que los jóvenes de hoy solo saben hablar de grupos que no cantan ni Bingo, bailes retardados y quincianeros con alcohólicos, también creo que debería de tomarse en cuenta que dentro de un rebaño de ovejas, siempre habrán algunas que no sean completamente blancas.
No puedo ser más directa con esto: No todos somos iguales, supérenlo y guárdense sus comentarios generalizadores.

Todo esto nace porque con el paso de los años, me he cansado de escuchar que se refieran a todos los jóvenes cuando se hable de algo desagradable, que -aunque sea verdad en algunos- crean que es cosa de todos.
Existen chicos y chicas que andan caminando sobre nubes en estos tiempos, lo admito, hasta he tenido que presenciar a algunos de ellos.
Pero mírenlo todo de esta forma: Cuando ustedes eran jóvenes también habían personas que andaban viviendo en castillos nebulosos (quizás hasta ustedes mismos eran parte de ese grupo).
Que la juventud esté en tiempos negros, no es la culpa de LOS adolescentes.
Es culpa de LOS adolescentes QUE pierden el tiempo en tonterías.
Gracias.

domingo, 11 de octubre de 2009

La Petite Fille Des Tresses

La niña de las trenzas
En la casita de plástico con olor a pan
Diminutos seres se ríen sin detenerse
Observo por la ventana el sol ponerse
Y un viento llega, con el solitario atardecer
La princesa invisible baja por la escalera
Y el villano maligno va por la resbaladera
Ya tarde vienen los gigantes a recoger a los seres
Que regresan al hogar
Para al día siguiente poder regresar


Miro a los niños regresar a casa. Corren hacia los brazos de sus padres y desaparecen por la solitaria calle fuera del colegio.
El cielo rojo y morado por el atardecer, es el único que me acompaña, mientras espero a que mi madre me venga a recoger. Quizás, sea lo único en lo que me igualo con esos niños.

Y cuando yo era de su tamaño las cosas eran distintas. No teníamos un patio de césped, si no de rocas pequeñas y polvo, la baranda de la escalera no era de plástico, era de una oxidada cadena que nos dejaba las manos negras.
Lo que me llamó la atención no fue que tan austero haya sido el colegio en años anteriores a comparación de ahora, ni que los niños de estos tiempos sean tan opuestos a lo que yo y todos mis compañeros fuimos.
Me sorprendió el pensamiento (tal como una descarga eléctria lo haría) de la rapidez del tiempo, el desarollo de la mente y la gran nostalgia que un patio de juegos me puede traer. Y como si retrocedieran una vieja película, se me venía a la mente la imagen de una niña.
Pequeña, corría con su par de trenzas por el patio. Y entonces, torpemente, se caía de rodillas en las rocas, haciendo que éstas se rasparan y sangraran. Todos iban a ayudarla, las profesoras le ponían una bandita y con una sonrisa daban palabras de ánimo.
Hasta que un día le gritaron frente a todos sin razón convincente y la dejaron fuera del salón, mientras lloraba en una esquina, preguntándose porqué la castigaban.
Sí, con sus dos trenzas cayéndole por los hombros, leía sus libros de letras grandes hasta cansarce y trataba de jugar como los demás, de creerse la cenicienta cuando quería ser la bruja, de tratar a sus compañeras como princesas cuando las quería como prisioneras.
Interrumpieron mis pensamientos y me tuve que ir.
Mientras volvía a casa, recordaba la identidad de aquella niña.
Y casi sonriendo, me di cuenta que había estado pensando en mi.

Pastelito De Infancia

Me devoré un pastelito porque no había nada más que comer. Se mira la televisión en sepulcral silencio pero yo sigo aquí.
Por un momento, me olvidé que es un domingo de Octubre del año 2009, y me desvanecí hasta caer en un espacio níveo e irreal, donde no hay ni sonido, ni tacto ni nadie para hablar.

Némesis, un colega que comparte conmigo un gran amor por la lectura, me convenció una tarde que las cosas más triviales e insignificantes son capaces de crearte una profunda melancolía y aunque pasen los años, quizás nunca averigues porqué.
A él le ocurrió con un jarrón roto en el suelo. ¿Y a nosotros con qué nos ocurre?
Hoy fue el hecho de ver un pastelito, solitario, en la mesa de la cocina. Cuando se come cosas tan dulces, uno siempre recuerda los momentos agradables del pasado.
Evidentemente, porque si haces una comparación a la actualidad, quizás el pasado era más agradable.
Con una mordida recordé mi infancia. Las navidades en casa de un abuelo (ya difunto) que nunca logré comprender, los trabajos del colegio con escarchas que aunque estuvieran mal, nos convencían que eran obras de arte, los exámenes de sumar y restar manzanas de Don Pepito, jugar las chapadas donde yo siempre perdía y la sonrisa de profesoras que ahora nos saludan con sus arrugadas manos.
Indudablemente, las cosas tan triviales como un pastelito también nos pueden causar una agradable nostalgia.
Sí, Némesis.
Tenías mucha razón.

sábado, 10 de octubre de 2009

Una Noche En Un Café, 1956

Pedí una infusión caliente y esperé a que la trajeran. Hacía frío, luna llena y eran las ocho en punto. Otra noche en aquel lugar, meditando algo que jamás lograba despejar. En la radio pasaban a Nat King Cole con su sutil "Fascination" y mientras cantaba aquella canción que había escuchado de forma adictiva, miré desde mi sitio a la rebosante luna llena, que decoraba el cielo con su luminosidad.
Vi entonces el cuadro de Frank Sinatra en la pared, sonriendo carismático ¡Sinatra! ¡Un hombre tan encantador! ¡Pero que traía tantos recuerdos!
Llegó mi orden, casi me quemo cuando di el primer sorbo. Y la canción de Nat King Cole tuvo el mismo efecto en mí que las demás noches.
Fascinación.
Con eso comenzó una gran aventura. Inolvidable pero mortal. ¡Tan conmovedora! Fue algo tan fugaz y repentino que llegó sin siquiera pedir permiso, fue lo que me llevó a regresar con el corazón vacío, pero el tiempo cambió las cosas.
Sí que lo hizo.
Otro sorbo y unas nubes movedizas, taparon la luna por unos momentos. Interiormente, le rogué que no se ocultara.
Pero esa fascinación se convirtió en amor. Tal como lo dice la canción. Y lo demás es historia.
Anécdotas que no quiero recordar, pero a veces es inevitable. El camarero se acercó a preguntarme si me pasaba algo. ¿Era tan evidente que me estaba comenzando a decaer por aquellos recuerdos? Respondí que no.

-Otro café por favor.

En mi mente pensé que lo mejor sería vino para ahogar los recuerdos. Pero me negué. No es momento de embriagarse. Yo lo enfrento, a pesar del dolor. Si.

La radio se alteró. Louis Amstrong llegaba con Casablanca. ¡Jamás había visto la película! ¡Una verdadera desgracia!
Me hubiera encantado que fueras a recogerme un viernes por la noche. Haberme ofrecido a pagar el taxi y que me detuvieras porque así es. En el camino hablaríamos del clima, trivialidades y acerca de nuestra semana.
Entraríamos al cine y en la oscuridad nos cruzaríamos una que otra palabra mientras las imágenes en blanco y negro pasaban. Casablanca, dirigida por Michael Curtiz.
"Gran director y grandes actores" Pudo haber sido tu comentario más largo durante la película. Finalmente yo saldría, tratando que no notes que la película me movió y ahora estoy llorando de pura emoción.
Esta vez yo pagaría el taxi solo porque me harté de hacerte gastar en mí. Nos despediríamos como amigos, compañeros de trabajo, desconocidos. Nada cercano, nada emotivo. Solo una despedida en la que me pongo a temblar. Y mientras desapareces en el mismo taxi en el cual llegamos yo me sonrío. Tomo el ascensor y el portero me mira con complicidad.
Un viernes por la noche de 1956. El viernes más especial de todo el año.

Desperté con la taza en la mano. Todo había sido producto de mi mente, como todas las noches en aquel café. Sinatra sonreía en un cuadro cerca de mi mesa y Louis seguía cantando. Al parecer alguien había pedido que repitieran la canción. ¿O solo me dormí 15 segundos?
Y escuché lo que el señor Amstrong me decía desde aquel parlante.
Tantos besos debajo de la luz de la luna, en amaneceres y atardeceres. Toda es siempre la misma historia, una lucha de amor y gloria.
Basta.
Aquel hombre parecía cantar solo para mí esa noche. Con todas las intenciones de hacerme morir de recuerdos y cafés que ya no quería tomar.
Me puse de pie, dejando la taza medio llena, el cuadro de Sinatra al lado de mi mesa y a la radio prendida, ahora produciendo Blue Moon de Dean Martin. Me puse el abrigo y salí de aquel lugar.
No estabas afuera, no estabas en ningún lado. Mientras caminaba de nuevo al apartamento donde jamás llegaste recogerme, sin darme cuenta, comencé a llorar. Lágrimas que no eran por el trabajo de Michael Curtiz. Era un llanto silencioso con una sonrisa no correspondiente en mi rostro, una confusión de sentimientos.
Lloro por los recuerdos de esa noche. Al parecer la luna hizo que fueran más fuertes. Hoy es viernes, un viernes de 1956.
Hace frío. Son las diez en punto.
Yo vuelvo a casa, llorando pero satisfecha.
Es suficiente por una noche.
Una noche en un café.
[ 1956 ]

Arturo Zambo Cavero, te quedas hasta el fin


La dorada arena de las playas
Y las saladas aguas de nuestros mares
Las saladas aguas que cayeron de nuestros ojos
Ahí estaba él
En cada amanecer
En cada guitarra
Guitarra que llora canciones sobre la vida
Guitarra que ríe viejas experiencias
Y las revive
De la mano con un sonoro cajón
Y ahí estaba él
Arturo Zambo Cavero está allá arriba
Decorado en nubes canta
Y su voz retumba en la bóveda celeste
Mientras formamos mares por su partida
Y las guitarras gimen por la despedida
Él yace en pacífico, melodioso paraíso
Que el Santo Padre me escuche y me de la razón
Cuida y hagan jarana en el firmamento
Hagan jarana con el que extraña mi nación
Él estará ahí
En cada amanecer
En cada ola que susurra pasados
En cada canto criollo que retumba nuestro pechos
Tú estarás aquí
En nuestra sangre, nuestra memoria
Autor de esta historia
Historia de orgullo, de patriótica pasión, de Perú
Porque aunque pasen los años
Y las guitarras dejen de hablar
Y el cajón tome su propio rumbo
Y cambie el cielo, la tierra y el mundo
Tú, Zambo bendito, estarás aquí
Ahora y por siempre
Ahora y hasta el fin

Exordio

Aquí se comienza.
Con una tecla, un sonido tan conocido, un momento tan corto.
A mí me decía un amigo que un diminuto punto es el inicio de toda gran obra, pero no se que clase de frase célebre decir ahora. Supongo que, una tecla es el inicio de todo lo que vendrá después, a partir de ahora.
Cuando relatas lo que te ocurre día a día, es mucho más que mantener un diario, es más que hacer que un desconocido entre y reaccione ante lo que te ocurre, sin conocerte ni saber absolutamente nada de ti, además de como te llamas porque lo acaba de leer.
Cuando tienes la fuerza de decir lo que te ocurre día a día estás plasmando las cosas que guardas con llave dentro de ti en un lugar seguro, donde sabes que jamás se borrará a menos que tu lo desees. Entras, lees prácticamente tu corazón abierto y te vas a dormir, sabiendo que al día siguiente podrás continuar.
Supongo que esa es la magia de escribir. La mayoría de nosotros, los que somos hombres y mujeres de papel (cosa que, por cierto, aprendí de Pablo Neruda) sabemos que escribir es una forma de expresar todo lo que tienes, de lo que estás hecho, es indispensable en tu vida y si te olvidaras del abecedario, de cómo se agarra un lapicero o de cómo escribir en una computadora, sería como haber muerto de la forma más dramática y excéntrica de todas.
Solo quiero decir que en este momento, donde comienzo un espacio que se ha convertido en un mundo propio que todos pueden observar através de un cristal, deseo todo lo mejor para los escritores y poetas. Todos aquellos que a lo mejor, hacen que exista un pequeño espacio en el gran mundo, donde las cosas malas de disminuyen, y las cosas agradables se ven maximizadas por una adorable imaginación.

Barbara